Déjame saborearte
sin limitaciones,
que la espuma caliente
me roce los labios.
Deja que trague
toda tu fuerte negrura
que resbale por mi garganta
y sienta la delicia de tu sabor.
¡Ay! Esa última gota de ambrosía;
antes de dejar la taza
de café que me bebo,
todas las noches junto a ti,
me lleva al delirio.