LA MISERIA DE LA COBARDÍA

Brilla el bordillo de la acera,
a la luz de la farola,
la noche se hace locura,
en esta ciudad de soledades
acompañadas.
 
Los ojos aunque quieran
no pueden ver las estrellas,
que el cielo está vestido de humo,
y la vista la hace ciega.
 
Que en esta ciudad nos
vamos haciendo jirones
de tristezas, que no se habla,
se apagó la voz en las calles.
 
Hace tiempo que se desnudó
la miseria, que se deja ver
tal cual es ella, ya no oculta
su sordidez, ahora la luce,
como vestido de gala en fiestas
de poderosos moviendo hilos,
jugando a ser dioses de personas,
que actúan aleladas delante
de un portátil, ¡Pero, que calles
tan solitarias!

Luce la noche en la ciudad,
tan desoladora, tan puta,
tan egoísta, y los gatos
se esconden al ver a los paseantes,
saben ya de sus patadas, de su ira.

Qué oscura se ha vuelto la vida,
la cobardía en plena rotonda sonríe,
sabe que ha ganado la partida, esto
se ha convertido:
en un cementerio de almas perdidas.
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15 comentarios en “LA MISERIA DE LA COBARDÍA

  1. Vamos a dibujar con palabras una calle larga, muy larga, que llegue hasta Granada desde los cuatro puntos cardinales y que tenga aceras automáticas, simpáticas e informáticas para que todas las buenas personas manden por ellos sus mejores deseos en textos de colores. Un besazo.

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