LA NIÑERA

Con este relato participé en el concurso de la incansable   lo hice el último día a última hora, vi el concurso y pensé: intentalo. Así que me puse a escribir y en apenas una hora u hora y media terminé el relato, tiene obviamente menos votos que los demás pero estoy contenta de haber participado. Mil besos Pau, por ser tan generosa con todos.

LA NIÑERA

La puerta enorme de madera oscura y lienzos góticos se abrió sin darme tiempo a tocar, miré el enorme vestíbulo, allí cabía sin problemas mi apartamento, estaba alucinando por lo que veía: enormes cuadros, ventanas con unas cristaleras de colores que al entrar los rayos de sol iluminaban la estancia como un arcoíris, una mesa donde podían sentarse al menos 20 personas cómodamente, en la que encima habían colocado un delicado jarrón de cristal y dos hermosos cisnes también de cristal.
La lámpara me pareció una de las cosas más bellas que había visto, lágrimas como diamantes conformaban filigranas que los ventanales hacían que brillará y se llenará de color.
Justo en ese momento vi venir hacía mí un hombre alto, vestido totalmente de negro, su cabello andrino, ojos azabache, todo en su figura impresionaba. Con una voz ronca se dirigió a mí: -debes de ser la niñera-.
Dije un tímido -sí- venga por aquí, me dirigió hacía unas escaleras inmensas, con unas maravillosas barandillas de madera, que al contemplarlas de cerca me di cuenta de que eran pequeñas figuras retorciéndose, sentí un pequeño escalofrío.
Paró delante de una puerta y la abrió, -pase por favor, esta es su habitación-.
Cuando me vi dentro parpadee varias veces, hermosa, llena de luz y con unos muebles que parecieran salir de unos cuentos de hadas, ¡Me encantó. Una sonrisa enorme cruzó mi cara al mirar al hombre que me había llevado hasta allí.
El muy serio me dijo: me llamo Carlos, si necesita algo me avisa, en la cena conocerá a la señora.
Cuando por fin me quedé sola me dirigí al balcón y me quedé sin respiración, el paisaje era bellísimo, con un estanque lleno de flores de loto, con tantas flores que se perdían, los árboles daban sombra a unas tumbonas. Daban ganas de bajar y leer un libro en aquel lugar que inspiraba serenidad.
Recordé no sé por qué las figuras de las barandas y me estremecí, se me vino a la cabeza los extraños cuadros, las figuras terribles que había pintadas, pensé en la distinta decoración de la casa, como si hubiese sido decorada por dos personas distintas.
De pronto se oyó un grito aterrador, el corazón me dio un vuelco, me asomé al pasillo con cuidado y vi aquella mujer con los ojos rojos, la cara desfigurada y una figura esquelética, me miró y sonrió, aquella sonrisa te dejaba helada, cerré la puerta con cuidado, me apoyé en ella y pensé en irme pitando.
Jamás en mi vida había contemplado algo que me diera tanto terror, intenté tranquilizarme, suspiré hondo dos o tres veces y decidí pegarme una ducha y bajar a cenar.
Un pequeño golpe en la puerta me anunció la cena, bajé la escalera con un poco de temor, al entrar al comedor de nuevo me quedé sorprendida, parecía un salón del siglo XVIII lleno de esplendor, una mujer blanca como la cera vino hacía mi, me beso las dos mejillas y me susurro al oído: que buen color tienes niña… Todo el cuerpo se me puso erizado a pesar de la sonrisa que luego me obsequió.
Nos sentamos a la mesa los tres, el silencio dominó la cena, hasta que un grito gutural sacudió los cimientos de la casa, me estremecí y miré asustada, mis anfitriones, no podía creerlo, ¡Estaban tan tranquilos! Pensé: me voy, ¡Pero ya! 
Me levanté con brusquedad, lo siento, creo que no me interesa el trabajo, salí del salón y subí las escaleras, abrí la puerta del dormitorio y allí estaba: un bebé de unos dos años, vestida de negro, el pelo del color del trigo y los ojos más rojos que el zafiro, las lágrimas me corrieron, pensé con melancolía en mi casa, tan segura, tan acogedora y supe que no la vería más.
niñera

29 comentarios en “LA NIÑERA

  1. Es un relato que promete una continuación espeluznante, la protagonista atrapada y no sé porqué imagino a la infanta girando la cabeza como una lechuza. Un besazo,
    Si es peor todavía avisas. vale?

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  2. Pingback: LA NIÑERA II | POESÍA JAPONESA DE ELFICAROSA.

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