Aquí os dejo mi colaboración con la página de escritores: El Poder de las Letras espero que os guste.
Hola, amigos míos, como ya os he explicado en otros post, es un poema japonés que combina la prosa con un Hokku, esta es la forma tradicional, ya que cuando comenzó a escribirse aún no se conocían los Haikus, ahora los dos poemas son válidos.
El poeta japonés del s. XVII, Matsuo Bashō, fue uno de los pioneros en el cultivo de este género literario, escribió haibun de gran calidad como sus crónicas durante sus numerosos viajes.
El haibun permite a los poetas haijines compartir un contexto o escenario más amplio que un haiku o un hokku, y, explorar tópicos o historias en mayor longitud que en el poema corto individual.
Habitualmente los poemas japoneses no llevan título a excepción del Sedoka, pero pienso que la poesía no debe de ser tan estricta, así que, quien quiera ponerle título no pasa nada, en Inglaterra hay poetas que sí ponen título al Haibun.
El Haibun muestra la yuxtaposición de los dos componentes normales de este tipo de escritura, la prosa y el verso, por eso a pesar de que algunos escritores ponen dos o más hokku o haiku, es algo desaconsejable, ya que distrae al lector y corta el relato en prosa que se está haciendo al poner en medio un poema.
Si necesitáis alguna explicación porque os apetezca hacer uno, aquí estoy siempre para vosotros.
EL PASEO
La mañana estaba serena, reluciente, a pesar de que el reloj de las estaciones ya hacía tiempo que se había metido en el invierno. Decidí darme un paseo, ya que tenía que resolver ciertos asuntos cotidianos. Me fui para Plaza Nueva y me detuve a escuchar el sonido del agua de una fuente, que en otros tiempos vio sus chorros como hilos de lluvia convertidos en hielo. Hoy cantarina sonríe al sol que ya da en la plaza, un sol que no representa la estación en la que estamos. Observo a los turistas echar fotografías intentando captar el embrujo de la plaza, desde aquí se puede subir a La Alhambra a través de la Cuesta de Gomérez, que hay que pensárselo dos veces por lo empinado de la dichosa cuesta, aunque a mí es por donde más me gusta subir, contemplar las tiendas donde hacen guitarras flamencas, las tiendas de Souvenirs, y meterme por el bosque de la Alhambra.
Aquí, en esta plaza, se inicia también la subida al barrio del Albayzín, ya sea por la Carrera del Darro o por las calles que llevan a la Calderería y a sus muchas teterías, donde las alfombras, y toda la artesanía árabe se asoma a la calle, haciéndose a veces imposible caminar, el colorido llena los ojos y el alma.
También hay especias, hierbas y té para comprar, y eso eran mis asuntos, así que me dirigí a uno de los puestos y me vinieron mil olores, a romero, anís, albahaca, canela, a té verde… aromas que hicieron que me sintiera un poco mareada y a la vez serena y feliz.
Una vez hecha la compra, me senté en una de las terrazas de la plaza, contemplando los antiguos edificios y uno de los pilares más bonitos y conocidos de la ciudad, el Pilar del Toro, (que representa el frontal de una cabeza de toro), su agua fresca viene de la sierra y está buenísima. Tomé mi café y me fui con un paseo hasta el kiosco de la plaza, un kiosco que estaba desde que yo pudiera recordar, compré unos caramelos y eché unas risas con el hombre que lo lleva, me dirigí a Gran Vía y pensé en coger un autobús, pero sin darme cuenta seguí paseando contemplando los enormes y preciosos edificios, con árboles centenarios que están a un lado y otro de la calle.

Rayos de sol,
caen sobre la plaza,
invierno cálido.

Haijin María.
Granada es el tesoro más preciado de España, una despensa de sabores, de olores y de pasión.-Víctor Hugo.
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