¡DIOS! QUE LLUEVA…

Aquellas manos etéreas 
querían tocarme, pero no podían,
yo, estaba lejos, muy lejos;
al otro lado del horizonte, 
donde las lágrimas no salen, 
¡Deja que llueva! Deja que los llantos
empapen aquel suelo estéril, seco. 

Me pesa la vida, 
no volveré por tus caricias, 
beberé el vino de tu sangre, 
redimiré así tus heridas
sangrantes.

Pediré que te perdonen; 
los pecados aquellos, 
que pusieron fuego en tu corazón.
Y, seguiré caminando, 
rogando que caiga la lluvia, 
que limpie, que purifique; 
este terreno de dolor. 

¡Dios! deja que llueva, 
deja que pueda mirar el cielo azul
y ver un pájaro volar,
una nube sonreír déjame perdonar. 

Ha llegado el momento, 
de que el alma cambie, 
que sienta empaparme, 
los sentimientos,
que me bañe en ellos.

Mujer-triste-mirando-hacia-abajo
María.

23 comentarios en “¡DIOS! QUE LLUEVA…

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