Hay una casa allá en el oeste,
donde habita la tristeza,
las lágrimas están hechas
de penas negras.
En la ventana un cuervo se posa,
grazna la melodía del silencio.
Miedo y locura
allí en la casa de gris.
Déjame marchar
quitarme esta ropa negra,
quiero que el sol me asole
mi aflicción, quiero
que caliente las penas.
Allá en el oeste solo desierto
se ve, soledad en granos
de arena.
Déjame ir por el camino
dorado, déjame jugar a
ser estrella, déjame sentirme
de nuevo una niña pequeña
jugando en la casa gris.
No estés triste, al oeste del oeste, allá donde la tierra cede frente al mar, existe un país verde que recorren mil ríos, inmensas playas de blanca arena y un balcón para desearle buenas noches al Sol cuando se va a dormir. Un besazo.
Bueno hay otras maravillas para descubrir y degustar que es mejor conozcas por ti misma. Un besazo.
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Que preciosidad! Tendré que ir.
Besos.
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