Recuerdos me vienen
de cuando fuiste mío
ahora muero al pensarte
en aquel bosque.
Tú me hacías versos
en las hojas.
Caligramas en los árboles,
mi elfo, delicado amante,
emerges en mis sueños
tal y como te vi aquella noche.
Hermoso, fuerte, brillante,
bajo la luz de la luna llena.
¡Qué efímero fue el tiempo
que te pude amar!
Me pregunto si tendré
la fuerza para la senda
volver a andar.
¡Oh, con aquella cascada!
En la noche estrellada,
¡Oh, viento de verano!
Flores en la orilla con
el agua fría y clara.
¡Oh, mi elfo encantado!

Ya me doy cuenta, incluso antes de ver la imagen. Jamás podré inspirar una poesia como esa ni preparando un filtro amoroso. Te ha quedado muy sentida. Un beso.
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Muchas gracias Carlos!
Un beso
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¡Un elfo! ¡Un elfo!
¿Por qué será que no me extraña? Ay, el día en que se rasguen las fronteras entre reinos y empiecen a morar entre nosotros. ¿O acaso moran ya? Si la belleza de esta poesía no los atrae, no sé qué lo hará 😉
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Jajajajajaj, me encantan los elfos, ya lo sabes. Muchas gracias primor.
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