Caminaba con la mirada vacía,
ese silencio mudo, parece eterno,
me hundo en la profundidades del infierno,
¿por qué me dejó, si tanto me quería?
Esa ojeada fría como el invierno,
negra azabache, de dolor me vencía,
olor a tierra mojada, a agonía,
mi corazón roto dejó de ser tierno.
Palabras que amargan, hieren, que son hielo
alma mía, alma de ayer, un mundo nuevo
vivir, sin esos recuerdos que dan duelo.
Precioso soneto !!! espero que tengas un bonito martes, muacksssss.
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Muchas gracias preciosa, que tengas un martes sonriente. Besitos de luz.
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Igualmente María 🙂 besos llenos de sonrisas.
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Precioso, pásate por mi blog y sumérgete en mi historia te gustará tanto como a mí.
Te sigo
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Muchas gracias, me pasaré a leerte. Feliz día.
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